ODA A UN CARBURATORE CUALQUIERA …
" Domingo 10 de octubre de 2004, 9:37 ante – merídiem.
Punto muerto. Giro las 2 llaves de paso del grifo de la gasolina en sentido horario hasta la posición ON. El habitual click del mando del estárter augura una transgresión inminente mientras el cuero del llavero roza con la negra tija, ofreciendo su llave a torcer. Una respiración torpe y entrecortada (fruto de mi anestesiante y voluntario viaje hacia el aturdimiento, producido por el consumo masivo y despiadado de alcohol de alta graduación durante la noche anterior) y el comprimido viaje del pistón a razón de 9,5:1, son los únicos sonidos perceptibles a esa intempestiva hora en la solitaria tercera planta del garaje. Mademoiselle bujía NGK inicia el estallido.
El perezoso y tartamudo ralentí se torna bramido al roscar con decisión el puño derecho de la italiana buscando con ahínco los 58 CV a 8.500 rpm mediante la estelar conexión del binomio guante Dainese – cable Domino. Gracias a los milimétricos chiclés de los hermanados y neuróticos carburadores Dell’Orto PHF de 36 mm, la aspiración del bicilíndrico de combustión interna de 600 cc, esnifa una mezcla correcta y heterogénea de aire y gasolina Súper 97 octanos, que por efecto de la inercia y las altas temperaturas, explota con violencia controlada en la reducida cámara de combustión de las culatas de aleación, expandiendo los gases resultantes y ejerciendo una brutal presión sobre la cabeza cóncava del émbolo transformando así la energía cinética previa en aceleración radical instantánea.
Es una sensación arcaica que me llena de orgullo. Una forma de entender la vida y de disfrutar la moto. Un placer lapidado por el tiempo, las asfixiantes y ridículas leyes anticontaminación, el creciente ecologismo de palo, los nuevos e ”interesados” reglamentos de competición y cómo no, por las revistas especializadas.
Ladies and gentlemen: el espectáculo del tiempo de admisión está a punto de comenzar. Para mí, la esencia del carburador sigue viva.
El tema del álbum Innuendo “The Show Must Go On” de Queen, comienza a retumbar sobre mi pelada cabeza …
No entiendo de electrónica. No entiendo de nuevas tecnologías. No entiendo de nada. Que un ordenador portátil de última generación exija su derecho de pernada para configurar toda la personalidad de una moto, me resulta lamentable … menos consumo, mejor respuesta, mayor aceleración … ¡qué bonito! ¡qué patético! ¿dónde está la grasa? ¿dónde está el amor?
La sociedad actual … alimentada de héroes anónimos, feos en su suerte … Sorry, estáis equivocados. ¡Ohhhhh amigos míos!, esbozad de nuevo vuestra hipócrita sonrisa neófita y paleta. Carcajearos a placer mientras yo me siento vivo; tened por seguro que yo si sé lo que me digo.
El tema de 1964 “The Times They Are A-Changin” de Bob Dylan, comienza a retumbar sobre mi pelada cabeza … ".
Se me olvidaba. Me llamo Javier y me acabo de bajar de una Ducati Pantah … 8O
… si no fuera porque soy informático y comprendo mejor las tablas de números y el código binario que los chiclés de paso de gasolina…