La verdad es que mas que azules, son moradas como me las hace pasar a veces mi cafetera…
Esta es la historia completa de una visita al taller…
Desde que compré la Paso, me he esforzado -o sea, tiempo y dinero- en solucionarle TODAS las goteras que tiene pendientes. En concreto, la lista es mas o menos esta…
- Cambio del embrague del motor de arranque.
- Cambio del reguladro -con el artículo ese que parece el Quijote-
- Puesta al día de frenos (y de la pinza que se fué a ver mundo). Latiguillos metálicos, pastillas, líquido…
- Pintura de caballete, pata de cabra, botellas de horquilla (Gracias a Desmorut y TooFast, dos buenos ‘pofesionales’ de la pintura)
- Cromado del asa trasera (Es de aleación de Zamak y me costó Dios y ayuda. Al final, en Yagüe)
- Solución fuga de aceite motor (tiraba cerca de 1 litro cada 400 km).
- Reglaje de válvulas.
- Cambio de retenes de horquilla (Aquí fue cuando aproveché para pintar las botellas)
Pues como este año ha hecho tan buen tiempo en verano y mi mujer trabajaba todos los sábados, la Paso no paraba quieta -le han caído 5.000 km de curvitas “locales”- Lo de la fuga de aceite era una verdadera barbaridad, pero comprobaba el nivel cada dos por tres y rellenaba con aceite de coche de a 1.000 pelas los 5 l. La cosa iba bien.
Llegado el invierno, decidí solucionar el último asuntillo pendiente -la fuga- y para ello llevé la moto al taller de Ducati en Vitoria, dado que en Donosti ya no hay concesión de Ducati y en Francia (a 30 km de casa) la mano de obra es, digamos “un poco” mas cara -no así los recambios, que son mas baratos-.
El día que llevé la moto, después de tomar un café con desmorut y Sra. de desmorut, la moto no arrancaba… estaba sin batería. La cosa no me extrañó mucho porque la moto llevaba dos meses parada mientras el asa trasera -que suleta ella solita toda la parte trasera- recorría la España entera.
Y ayer fue el gran día: Organizamos una excursión a Vitoria para recoger la Paso, para la cual movilizé a los siguientes elementos:
- Desmorut.
- TooFast.
No se me ocurrió mejor cosa que cascarme un viaje de 100 km encima del palo de gallinero de la Tuono de TooFast. Os podeís imaginar la escena… Un pedazo de carne con ojos -servidor- de 1,80 m y 90 Kg de peso encaramado allí arriba. Para mas INRI -nuestro Dios- resulta que el conjunto colín-estriberas pasajero-depósito de la Tuono procede de la Mille que es una deportiva convencional. Te sujetas al depóstio y ya está… ¡¡¡¡Y una leche!!! El piloto de la Tuono -por llamar de alguna manera al individuo este ;o) - va colocado muy recto y para llegar al depósito tienes que estirar los brazos y apoyar con las puntas de los dedos y poco más. Ya os podéis imaginar. Además, llevaba los codos levantados hacia arriba porque me daba con las rodillas… en fin, de chiste. Para colmo, el último tramos son como 20 km de rectas de una autovía nueva que hicimos a casi 200 de marcador…
Pero, aún así llegamos a Vitoria.
Recogimos la Paso, tomamos un katxarro y para casa, que se hace de noche.
La verdad es que la diferencia es notoria. El motor gira muy “redondo” sin ahogos ni tirones. Si acaso, como tiene el ralentí un poco bajo, se paraba en los semáforos de vez en cuando -no os imagináis lo que hay que desmontar para llegar hasta el tornillo del carburador-
Como anécdota curiosa, por el camino adelantamos un modelo de moto un tanto singular… ¡¡¡¡Otra Ducati Paso!!! Era azul y se veía en muy buen estado. Aflojé un poco pa ver si se venía con nosotros pero el tio iba a su pedo, así que seguimos p’alante.
Al llegar a Donosti, me separé de TooFast y seguí mi camino, pero al llegar al primer semáforo… la moto se paró. Le dí al botón de arranque y que si quieres arroz, Catalina. Empujón corriendo por la acera y arracó.
Pero llegué al sigueinte semáforo y la moto se paró. Menos mal que la Real Sociedad al completo pasaba por la calle en ese momento -bueno, en realidad debian ser de la cantera porque no tenían mas diez años- y conseguí que me dieran un buen empujón. Descubrí que cincuenta niños de 10 años empujan una moto durante kilómetros si es necesario. Uno de ellos decía todo el rato ¡¡¡Una ducati, una ducati!!! y lo alternaba con ¡¡¡Como mola, como mola!!!
Y de nuevo la moto se volvió a parar. Menos mal que esta vez coincidión con la hora de salida de la moto mas cercana -viva el gremio de la construcción- Otro empujón y otra vez en marcha.
Ya no paré hasta Irún. Luz de posición y a toda ostia por la autopista hasta casa. en el peaje, motor a 3000 rpm y la chica de la cabina sacandome las monedas del monedero.
¡¡¡¡Por fin llegué a casa!!! Abrí la puerta del garaje, encendí la luz de cruce -solo pa probar- y se volvió a parar -joder, menos mal que ahora es cuesta abajo-
Allí está la moto con la batería marcando 9 V y mas muerta que el Camarón de la Isla.
Hoy llueve y estoy en el trabajo -“trabajando”, jeje- esta tarde bricolaje.
Y luego os pensáis que el inmovilizador electrónico antirrobo es una cosa de lo mas moderna y misteriosa… ay pardillos, que la Paso lo lleva de serie y ¡¡¡gratis!!!
Rafa…¡¡¡gaasss!!! (bueno, mejor os las imagináis que a la moto no le queda batería para tanto…)