Hola, amigos de Ducatistas.com. Me presento de nuevo ante vosotros, después de no haber podido entrar desde hace tiempo a causa de trabajo y dificultades técnicas para acceder a este foro durante una larga temporada.
Es una satisfacción presentar nuestro nuevo libro “Trazadas”, que trata sobre Ducati modernas y clásicas, Guzzi, Laverda, Morini, Kawasaki, y de muchos temas relacionados con las motos (ver contraportada). Han colaborado mi buen amigo Josep maría Galindo, conocido de todos vosotros, Juan Manuel Hernanz y Rafael Lombar,
Mando un capítulo del libro como muestra, esperando que os guste.
HOMBRE 24 HORAS 9-11-2013
Juanma ha llegado con su Porsche 944 a Zaragoza, puntual para preparar las motos (Vento y 24 Horas). Hemos mirado aceites, cadenas, neumáticos, y han quedado estupendas.
Juanma y yo no nos conocíamos, pero apreciando la prudencia que destila esa persona, he creído que le iría mejor la Vento para aclimatarse a las sensaciones que nos esperaban (recordad que él tuvo estas dos motos en su día). Así lo hemos hecho: hemos salido después de peripecias del tipo de desagües atascados y fontaneros cabreados, y a la carretera. Yo iba con la 24 Horas, que es una moto muy ligera, con ruedas estrechas y frenos de juguete. Menuda, pero rápida con su nuevo motor.
La Vento es más voluminosa, tiene un motor menos puntiagudo y más potente en medios, mejores frenos y arranca mejor (a patada, claro): una moto más fácil de llevar, más dócil.
El día era perfecto: sol, temperatura suave y viento fresquito del oeste. Hemos dejado la ciudad, después de muchos semáforos en rojo por culpa del maldito tranvía, y hemos podido estirar los motores. Juanma venía detrás de mí, y rápidamente se ha hecho al manejo de la Vento, por lo que hemos tirado hacia mis carreteras de siempre, casi desiertas; Juanma y la Vento iban de maravilla. Parada en María de Huerva para comprobar cómo iba todo: estupendo, gracias. Hemos visto un montón de moteros por el camino, que se volvían para ver qué extrañas máquinas invadían su territorio.
Adelante, adelante, hasta Cariñena; Juanma y la Vento no se quedaban atrás. Parada obligada para tomar un vaso de vino, con audiencia entusiasta hacia las “máquinas” que llevábamos. Juanma haciendo fotos de las viñas, el paisaje y hasta de cierto paisaje humano-rural muy agradable y joven… no digo más.
Arriba el puerto de Paniza. La Vento se quedaba atrás y yo la esperaba un
poco preocupado, pero enseguida se enganchaba y subíamos más. Paniza, Huerva, desvío de Cerveruela, curvas, cuestas y viento frío, que me ha dejado helado (tengo frío mientras escribo). Juanma, el hombre tranquilo, me seguía.
Parada en plena carretera para cambiar de moto (Juanma cogía la 24 Horas, y yo la Vento), con idea de volver a Muel (punto de avituallamiento). Sin tiempo de arrancar, veo cómo la 24 Horas parte como un cohete hacia Teruel, y yo acelerando detrás, sin poder alcanzarla. ¡A ese paso íbamos a llegar a Daroca! Paso Mainar detrás suyo, a todo trapo. ¡No sabía que la 24 Horas corría tanto! Finalmente, le paro en la larguííísima recta de Langa, y dando media vuelta en plena carretera, enfilamos hacia Muel.
La 24 Horas no daba cuartel. Pasaban los kilómetros, y yo no entendía cómo el sosegado hombre de la Vento, se había transformado en el auténtico Mike Hailwood. Después de subir el puerto de Huerva (muy empinado) pasando coches a más de 120 km/h, yo estaba convencido de que la 24 Horas iba a petar. Pues no: el auténtico Mike Hailwood me dijo después, todo serio, que no había pasado el motor de 6.000 rpm. Yo: ¡mentira! No, señor; tenía cogido el truco a la 24 Horas, entendía su motor mejor que yo, y había sido capaz de sacarle la potencia y hacerla correr más.
Repostamos en Cariñena, y sprint cuesta abajo hasta Muel: 17 kilómetros enchufados. Era una gozada tener la 24 Horas delante, detrás, oírla y escuchar su bramido, verla inclinar… la Vento llevaba buen ritmo, pero la escurridiza 24 Horas le cogía el punto flaco al menor descuido. El hombre tranquilo ha resultado ser un maestro de los rebufos, y cuando yo miraba por todos los lados, desesperado por no verle, salía de mi colín por la derecha y me lijaba levantándome las pegatinas. Ver para creer. En una ocasión, hemos entrado tan juntos en una rápida de derechas, que la hemos trazado igual: tanto es así, que los motores han sonado al mismo ritmo, metiendo marchas y acelerando a la vez, como Aspar y Champi con las Derbi 80 cc de hace años. ¡Sensacional, sonido estereofónico!
Me lo ha explicado en Muel. Resulta que Juanma tuvo una 24 Horas hace años, y le encantaba. Dice que podía correr más que la Vento, y que a veces se pulía con su vieja 24 patas, a amigos que llevaban Ventos. Según cuenta, llegó a plegar tanto en una curva con ella, que tocó el asfalto con la bota izquierda; que se compró la Vento porque a su vieja máquina no le quedaba vida, y que la Vento nunca le gustó tanto como la menuda viejecita. Eso explica por qué iba tan comedido con la Vento, y tan fogoso con la 24 Horas.
La vuelta a Zaragoza ha sido otro sprint cuesta abajo, con el mismo resultado: ganador por KO, Juanma. Qué pasadas, qué plegadas y qué rebufos; yo no conocí ese mundillo a los 20 años, como cuentan con nostalgia quienes lo vivieron, pero hoy me he asomado a él y me ha encantado, y sé que a Juanma y a la 24 Horas, también.
Saludos míos y de la Vento.
El libro tiene 157 páginas, 16 de ellas de imágenes. Si alguien tiene interés en encargarlo, indico el mail donde hacerlo (trazadasmoto@gmail.com), por 18€ más gastos de envío.
Un abrazo y que lo disfrutéis.
Hatfield